¿Cómo fomentar la capacidad crítica para participar activamente en una sociedad cada vez más compleja e interconectada?

Por Cinthya Game Varas, PhD 

Educ@News | Recuperar la Ética y la Moral 

La visualización de una nueva realidad nos lleva a pensar en la complejidad de las interacciones que hoy en día estamos viviendo, dentro de una sociedad con individuos hiperconectados en una vía de comunicación que -simulando una onda expansiva- paraliza el pensamiento de manera inmediata y, en ocasiones a largo plazo, disminuyendo la capacidad crítica de sus integrantes dentro de la sociedad.  

Citando un fragmento del texto Education No formal, de mi autoría:  

[…] la sociedad del conocimiento, enmascarada en la globalización y los avances tecnológicos, han acelerado el deseo de conocer de los actores sociales, mientras que las estructuras educativas se han visto abocados a una reingeniería de sus principios básicos, permitiendo que el receptor de estos aprendizajes sea copartícipe de la creación de su propio conocimiento. (p17) 

Desarrollar el pensamiento crítico debe ser el objetivo principal de la educación, que tiene como finalidad construir sociedades democráticas y participativas, que puedan valorizar desde los espacios educativos los aprendizajes colaborativos, como estrategia para fortalecer el trabajo en equipo, y por lo tanto los valores como el respeto, la tolerancia, la honestidad, sinceridad, y la amistad que favorecen la transmisión y apropiación de reglas de conducta y actitudes asertivas para la participación activa de los estudiantes.  

La educación, como derecho, busca la construcción de la ciudadanía, como respuesta a los nuevos retos planteados, para alcanzar un conocimiento a través de una educación que salga de los esquemas tradicionales, con opciones flexibes acciones encaminadas a dotar de herramientas que coadyuven a la producción del conocimiento, desde otras modalidades.  

La problemática central para fomentar capacidades críticas en los estudiantes debe llevarnos a analizar, en los sistemas de evaluación de la calidad de la educación, el índice que mide la compatibilidad del individuo que aprende con el modelo educativo en el que está inmerso, y así visuaizar al conocimiento no como un producto sino como una tendencia natural del ser humano.  

Si la tendencia natural de los individuos se basa en la razón, el no permitir en el aula de clase que se incorporen momentos de análisis y evaluación de situaciones o afirmaciones de la vida cotidiana, que la sociedad acepta como verdaderas, va nublando la posibilidad de desarrollar el pensamiento crítico como herramienta de participación dentro de las sociedades. 

La construcción social es una de las vitaminas principales para el desarrollo del individuo, es decir, mientras más situaciones o contactos con otros se tenga, la construcción de aprendizajes, creatividad y participación en la sociedad será más evidente en línea directa con la temporalidad de su desarrollo. Si partimos de que el aprendizaje solo acontece en situaciones estructuradas, como lo expuso Comenio en el siglo XV, estaríamos estancados en el tiempo.  

La escuela nueva -o escuela activa- propone que los niños se inicien en el estudio del lugar en el cual viven y exploren el ambiente, lo que permite que la clase se prolongue. Los maestros son los mediadores que los niños encuentran en su camino y observan con curiosidad, las personas que trabajan, su ambiente, oficinas, y así, con todas estas informaciones producto de su exploración, construirán el “diferente” desde su propia mirada, y no desde una instrucción cerrada y diferenciadora. 

La educación debe proponer un diseño de ambientes de aprendizaje expuetos a contextos naturales, que promuevan el contacto directo con el aprendizaje y adquieran conocimientos que se conviertan en una herramienta social -para el desarrollo y para la educación- humanizando el perfeccionamiento de los seres humanos. Permitirles alcanzar esa autonomía, creatividad y capacidad de comprender la estructura social donde vivimos, son la base para construir sociedades más humanas en contextos verdaderos.  

La sociedad actual necesita de individuos que prioricen los valores donde una educación integral recibida desde la familia, acompañada de la escuela, se centre en la persona como un ser único e irrepetible donde el respeto y la dignidad son parte de las bases morales y éticas de todas las personas. De allí nacen los valores humanos, que son esas virtudes que nos describen como seres originales.  

Mirando la situación actual, de emergencia sanitaria, estariamos de acuerdo en preguntarnos ¿qué individuos conectados facilitarán el desarrollo de sociedades más críticas?.